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Autor

Seudónimo: Saint Just

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11/02/2016

NOTICIA. El 10/02/2016, la Comisión Europea pidió cumplir los compromisos adquiridos para la reubicación de 160.000 refugiados en dos años, en los países asignados de la Unión Europea (UE).

 

 Unión Europea, refugiados, legislación y xenofobia

La Unión Europea, se ha visto desbordada por la afluencia de refugiados. El año 2015 fue el de mayor entrada de refugiados en la UE con más de 1.200.000, siendo Alemania con 1.091.894 quien registraría el mayor numero; Suecia recibió más de 180.000 y Austria casi 100.000, unas cifras que multiplicaron por cinco las de años anteriores; 3.406 personas habrían muerto en el intento de alcanzar la UE. Para este año, Austria espera otros 120.000 refugiados, Alemania recibiría otro millón y Suecia más de 200.000.

Los refugiados son provenientes de Siria, Afganistán, Eritrea, Nigeria, Albania, Pakistán, Somalia, Irak, Sudán y Gambia, siendo Siria el principal foco emisor de refugiados; según ACNUR, en octubre de 2015, había 4.180.631 refugiados sirios en los países vecinos, de los que 2.1 millones se distribuían entre en Egipto, Irak, Jordania y Líbano; 1.9 millones en Turquía y más de 26.700 refugiados en el Norte de África. A Ello hay que añadir más de 7.5 millones de desplazados internos en Siria. Las rutas principales de acceso a la UE se realizan a través de los Balcanes, Grecia e Italia, para continuar su tránsito hacia Europa Central y Europa del Norte, en un éxodo que ha provocado la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

En septiembre del 2015 la UE aprobó conceder el estatus legal de refugiado a 160.000 demandantes de asilo que se encontraban en situación de emergencia en Grecia, Italia y Hungría. Cinco meses después, no se ha asignado a ningún Estado miembro a 61.744 demandantes de asilo. De los 97.758 asignados, solamente se habían acogido legalmente a 497. Fuente: Comisión Europea.

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La crisis de los refugiados ha desvelado en la UE una serie de contradicciones políticas y sociales, que tienen que ver con la incapacidad legal para cumplir con lo legislado sobre su política de asilo político, y la creciente resistencia de gran parte de la ciudadanía de los principales países de acogida a incorporar un volumen considerable de refugiados.

El derecho de asilo de la UE mientras se resolvía en cantidades pequeñas ha sido admisible, pero cuando éste se ha visto magnificado debido a las cifras, han surgido otras realidades políticas y sociales. Una parte importante de la ciudadanía entiende que existen otros valores e intereses que se sitúan por encima del derecho de asilo, como son la preservación de los valores culturales autóctonos que en su percepción los ven amenazados por el volumen de refugiados de otras culturas. Los mandatarios políticos difícilmente pueden ir a contracorriente de la demanda de poner límite a la ola de refugiados, y se van plegando a esa opinión, intentando poner restricciones a la llegada de refugiados.

Así se pretende contener a los refugiados en sus lugares de origen, a través de ayudas financieras como se ha hecho con Turquía e Irak para evitar que los refugiados emigren a la UE; también se pretende contener a los mismos en sus lugares de acceso a la UE, principalmente en Grecia, y se blindan las fronteras nacionales de los países más demandados por los refugiados, como está sucediendo en Austria y Suecia, una medida que posiblemente se extienda a Francia, Reino Unido y tal vez Alemania, con el riesgo de que estas políticas vayan mermando la libertad de tránsito en el espacio de la UE.

 

La deriva nacionalista que provoca el drama de los refugiados solamente puede ser superada con el repetido principio de más Europa, pero para ello se precisa de una nueva visión que sitúe a Europa como un ente independiente en su política exterior. Ese pensamiento debiera prosperar en la UE como un elemento fundamental de unión, en caso de que no sea así, la tendencia hacia la disgregación y el declive puede terminar por imponerse.

 

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