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Autor

Seudónimo: Saint Just

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04/03/2016

NOTICIA. El 02/03/2016, el presidente de EEUU, Barack Obama, prorrogó las sanciones de EEUU contra Rusia

NOTICIA. El 03/03/2016, Austria, Chipre, Eslovaquia, Grecia, Hungría e Italia se manifestaron a favor de quitar las restricciones económicas a Rusia

 

Las sanciones contra Rusia y la construcción del espacio europeo

El 02/03/2016, el presidente de EEUU, Barack Obama, prorrogó las sanciones a Rusia. En el decreto presidencial se justifica la prórroga de las sanciones vigentes de EEEUU a partir del 6 de marzo, “dado que Rusia sigue representando una amenaza extrema a la seguridad nacional y la política internacional de EEUU".

Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron a raíz de la crisis ucraniana y particularmente tras la adhesión el 16/03/2014 mediante referéndum de la península de Crimea al territorio ruso. EEUU y los países de la UE aprobaron varios paquetes de sanciones contra ciudadanos, empresas y sectores enteros de la economía rusa, a lo que Moscú respondió con un veto agroalimentario a las importaciones de esos países.

En abril de 2014, Kiev lanzó una operación militar en las provincias de Donetsk y Lugansk para ahogar los focos de indignación por el cambio de poder violento ocurrido en el país en febrero del mismo año. La guerra civil de rasgos secesionistas se paralizó con los acuerdos de Minsk entre las autoridades de Kiev y los representantes de Donetsk y Lugansk con el aval de Francia, Alemania y Rusia  en septiembre del 2014, la cual volvió a reactivarse y volvió a quedar congelada con los acuerdos de Minsk del 2 de febrero del 2015.

Según un reciente informe de la ONU, hasta ahora, en el conflicto han muerto 9.167 personas y 21.044 han resultado heridas, incluidos civiles y combatientes. Se estima que unos tres millones de personas viven en las áreas afectadas por el conflicto, y que unos 2,7 millones de ellas residen en los territorios controlados por los rebeldes, y cerca de un millón han buscado refugio en Rusia.

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El conflicto ucraniano que dio origen a la política de sanciones por parte de EEUU y la UE sigue latente. Los acuerdos de Minsk 2, están paralizados; si bien la confrontación armada ha quedado reducida a enfrentamientos esporádicos entre la fuerzas armadas de Kiev y las de las provincias rebeldes de Donetsk y Lugansk, los avances políticos previstos en los acuerdos de Minsk 2 que se fundamentan en el establecimiento de un diálogo entre las partes enfrentadas para aprobar una nueva constitución en la que Donetsk y Lugansk deberían tener un estatus especial competencial, están en un punto muerto. El conflicto ucraniano está congelado y todo apunta a que continuará así por mucho tiempo, pues el gobierno de Kiev no parece dispuesto a negociar concesiones políticas a las provincias rebeldes.

La UE y EEUU acusan a Rusia de incumplimiento de los acuerdos de Minsk, cuando Rusia no es parte, sino al igual que Francia y Alemania garante de los mismos. Es esta visión distorsionada lo que indica que para EEUU y la UE los acuerdos de Minsk del 12 de febrero de 2015 no representaban una solución al conflicto ucraniano sino que fueron fruto de una situación militar que resultaba adversa para Kiev en enero del 2015, y cuyo objetivo era parar la ofensiva militar de las provincias rebeldes.

El fracaso de su política en Ucrania lo han traducido mediáticamente en una confrontación contra Rusia, aunque en el apoyo al Maidan y al golpe institucional de febrero de 2014 ya estaba implícita la estrategia de denostar a Rusia con independencia de cual fuera el resultado, y las acusaciones a las autoridades rusas de desestabilizar Ucrania solamente forman parte de la guerra asimétrica de la OTAN contra Rusia.

Las sanciones han sido el resultado de que los planes de la OTAN no salieran como pensaban debido a que Donetsk y Lugansk  decidieron levantarse en armas contra la imposición antidemocrática de las autoridades de Kiev, y de que Crimea optase por votación popular volver a territorio ruso, al que ya perteneció según los acuerdos de posguerra.

Para EEUU, las sanciones contra Rusia no forman parte del cumplimiento de los acuerdos de Minsk, sino que tal y como afirma el decreto de prorroga de las mismas firmado por Barack Obama, responden a la consideración de que Rusia representa una "amenaza extrema a la seguridad nacional y la política internacional de EEUU", lo cual supone una declaración unilateral de Guerra Fría, pues en ningún momento Rusia ha pretendido una confrontación con EEUU. La cuestión que está por dilucidar es si la UE decide participar de esa visión de EEUU, o de manera diferente, apuesta por una distensión en sus relaciones con Rusia. Una encrucijada para la UE que deberá resolver.

En septiembre de 2015 la UE prorrogó las sanciones individuales contra 149 ciudadanos de Rusia y de Ucrania, entre los cuales se encuentran los líderes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Sin embargo, en junio del presente año no está prevista la prorroga automática de las sanciones por parte de los países de la UE, por lo que deberán debatirse, y ya algunos países de la UE se han manifestado remisos a renovarlas; el 03/03/2016, un día después de que EEUU aprobase la continuidad de las sanciones, Austria, Chipre, Eslovaquia, Grecia, Hungría e Italia se mostraron partidarios de quitar las restricciones económicas contra Rusia aunque apoyen las sanciones personales, otros países como Polonia, Reino Unido, Suecia y los países del Báltico, son los que consideran que las sanciones deben proseguir, pero en última instancia será Alemania la que tenga la última palabra, y la canciller Angela Merkel siempre se ha mantenido apegada a la posición de EEUU de continuar con las sanciones, incluso a pesar de las voces discrepantes de una gran parte del empresariado alemán que considera que las sanciones económicas les perjudican notablemente.

Quien padece más de cerca la inestabilidad de la confrontación con Rusia es la UE, a ello se ha venido a sumar la crisis de los refugiados, los países que más cuestionan las sanciones a Rusia como son Austria, Chipre, Eslovaquia, Grecia, Hungría e Italia, son también quienes más se oponen a la política de la UE de los refugiados; existe una crisis de los países de la Europa intermedia que son los que más perciben que la política seguidista de la UE de las políticas estadounidenses les están ocasionando problemas políticos y económicos no deseados. El apoyo a las políticas desestabilizadoras del Oriente Medio ha derivado en una grave crisis de refugiados, y el apoyo a las políticas desestabilizadoras en Ucrania ha devenido en una guerra económica con Rusia que en nada les beneficia.

Para la UE devolver la tranquilidad al Oriente Medio y Ucrania debiera ser una prioridad de su política exterior, y ello pasa por intentar restablecer las relaciones con Rusia, por lo menos en un grado de distensión política que permita normalizar las relaciones a un nivel en el que se supere la política de sanciones.

Rusia forzada por las circunstancias busca su desarrollo económico no dentro de la Gran Europa sino de la Gran Eurasia y la emergencia de China facilita esa visión; para EEUU la firma de la Asociación Transatlántica sobre el Comercio y la Inversión(TTIP) con la UE, es prioritaria y trata de contraponer la visión euroatlántica de la visión euroasiática; sin embargo, la mayoría de la población rusa vive en la parte europea de Rusia, sus costumbres y cultura tienen una estrecha relación con las europeas y, por ello, ambas visiones no debieran ser antagónicas, lo mismo sucede con la UE, para la que objetivamente la colaboración con Rusia resulta económicamente ventajosa y políticamente beneficiosa en la solución de problemas comunes. Solo a EEUU le interesa contraponer ambas visiones, pues con ello mantiene a la UE rehén de su política exterior de contener a Rusia y a China en su aspiración de unir económicamente el espacio europeo y asiático.

Una unión económica desde Lisboa hasta Vladisvostok sigue siendo un proyecto en el que tanto las naciones de Asia Central y China con su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda están interesadas y en el que Rusia es un nexo de unión fundamental. Por ello, las decisiones que deberán tomar los ministros de la UE en junio del presente año  respecto de las sanciones rusas no solo tendrán que ver con el conflicto ucraniano sino que van a tener un carácter estratégico, donde se vislumbrará si la UE se sume más en la tutela estadounidense o si avanza hacia posiciones más soberanas que le permitan jugar de puente entre el espacio atlántico y el euroasiático.

 

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