01/06/2016
NOTICIA.
El 30/05/2016, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una reunión
del Partido Popular Europeo (PPE) celebrada en Luxemburgo, manifestó su
preocupación por el creciente euro-escepticismo en el seno de la UE.
Divisiones en la UE
El presidente del Consejo Europeo,
Donald Tusk, eligió el foro del Partido Popular Europeo que agrupa a los
partidos que forman el bloque más grande del Parlamento Europeo, para expresar
su preocupación por la imposibilidad de revertir la creciente tendencia
euro-escéptica entre la ciudadanía de la UE. En sus declaraciones ha manifestado
como el discurso político de los líderes europeos de una Europa Unida pierde
importancia entre la ciudadanía, e instó a combatir el “espectro de ruptura
que se cierne sobre Europa".
"Obsesionados con la idea de
una integración completa e inmediata, fracasamos en notar que la ciudadanía
europea, no comparten nuestro euroentusiasmo", "y demandan políticas más
eficaces para atender sus inquietudes y problemas”.
Como si de una confirmación de sus
temores se tratara, en un informe publicado el 31/05/2016 por el diario alemán "Bild",
basado en una encuesta realizada por el instituto de sondeos Insa, se muestra
que la aprobación de los alemanes a la actual coalición de la CDU/CSU y el SPD
ha caído por primera vez desde que gobierna por debajo del 50%, perdiendo ambas
formaciones medio punto respecto de la semana anterior, obteniendo en unas
hipotéticas elecciones federales un 30% la CDU/CSU, y el 19,5% el SPD.
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La divisiones políticas forman
parte del juego político y, en si mismas, no tendrían porque preocupar a los
dirigentes de la UE, sin embargo, es la naturaleza de
las divisiones lo que oscurece el futuro de la UE, pues colisionan con los
fundamentos del proyecto europeo y afectan a la ciudadanía,
los partidos políticos, la
relación entre las naciones de
la UE, y se encuentra también instalada en el seno de algunos gobiernos.
La división afecta a la ciudadanía
principalmente en:
-La forma de abordar el
problema de los refugiados. Mientras que para unos se debe priorizar su acogida, otros son
partidarios de restringir la misma.
-El trato que debe tener el
Islam. Mientras que
unos lo consideran una religión más, otros entienden que puede barrer la cultura
y tradiciones europeas.
-La política financiera.
Mientras que la mayoría en el centro y norte de la UE se opone a la financiación
de las deudas de los países del Sur, en estos países una parte importante de la
ciudadanía considera que existe una tiranía principalmente alemana que les
impone políticas económicas restrictivas y que se beneficia de los intereses de
la deuda.
La división entre partidos
políticos pro-europeos y euro-escépticos es una brecha creciente:
-Los partidos tradicionales se
enfrentan a una pérdida de confianza por sus pronósticos fallidos cuando no de
traiciones de sus promesas electorales. Desde la crisis del 2008, los partidos
tradicionales han venido sosteniendo el discurso de que la crisis y sus
consecuencias serían pasajeras, pero después de casi ocho años los problemas de
falta de empleo, precariedad laboral, débil crecimiento, endeudamiento y
recortes en servicios sociales, persisten, sin que se vea un futuro de
solución.
-Los grandes medios de
comunicación que protagonizan la información-formación mediática para mantener
la credibilidad de estos partidos también han sufrido una pérdida de
credibilidad. Es esta ruptura con el establishment en la base ciudadana la que
propicia la crisis de los partidos tradicionales y que emerjan los nuevos
partidos de derechas o izquierdas.
-El nuevo discurso que se abre
paso nace apegado a lo más inmediato, las ideas de grandes proyectos paneuropeos
son percibidas lejanas; el pueblo, la nación y la tradición son fundamentos
próximos y fácilmente reconocibles y terminan dando cuerpo político a la
corriente nacionalista, principalmente en los países más desarrollados de la UE.
-Este nuevo discurso arraiga
principalmente entre las clases medias que quieren mantener su estatus y la
esencia de su cultura nacional.
Las recientes elecciones
presidenciales en Austria donde los candidatos de los dos partidos tradicionales
gobernantes, el Partido Socialdemócrata y el Partido Popular quedaron relegados
a los puestos cuarto y quinto en la elección presidencial, es muestra de ello.
El referéndum en Gran Bretaña también responde a la confrontación entre el
postulado del ideal europeo y el de la nación como marco de solución de los
problemas.
Hasta ahora, las diferencias entre
naciones en el seno de la UE han sido relegadas en base a la prioridad del
proyecto europeo. Sin embargo, las diferencias no desaparecen. Un ejemplo, son
las sanciones a Rusia que la UE tiene que decidir sobre su prorroga en el
presente mes. Dirigentes de algunos países, como Italia, Hungría y Grecia ya se
han manifestado en contra de la continuidad de las sanciones, incluso en el seno
del gobierno alemán también han surgido diferencias, entre el SPD que ha sido
desde el principio reticente a las mismas y la canciller Angela Merkel muy
seguidista con las exigencias estadounidenses de mantenerlas a ultranza.
La intromisión estadounidense no
solo le está obligando a la UE a mantener la política de sanciones sino que está
siendo empujada a una confrontación con Rusia alimentada por la paranoia
antirusa de algunos gobiernos de países del Este, principalmente del Gobierno de
Kiev, Polonia y los países bálticos, lo que a su vez es visto con desconfianza
por los mismos gobiernos que no están de acuerdo con continuar con la política
de sanciones.
Sin embargo, la línea de la
confrontación de la OTAN contra Rusia sigue prevaleciendo y va a suponer, según
palabras del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg que “los
gastos de la OTAN en Europa aumentarán significativamente en 2016 ante 'la
amenaza rusa' y la crisis migratoria”, lo que supondrá un aumento de los
gastos de los miembros europeos en muchos años (1).
A la presión estadounidense para
mantener la tensión con Rusia, viene a sumarse la exigencia de la firma para la
puesta en vigor del Tratado
Trasatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP)
del que EEUU sería su claro beneficiario por absorción del espacio de negocio de
las pequeñas y medianas empresas europeas, principalmente en el sector agrario,
una presión que también ha desvelado el desacuerdo de Francia con la marcha de
las negociaciones sobre el TTIP.
La UE temerosa de que tanto la
revelación de los contenidos del TTIP, como de que la ciudadanía pudiera
percibir de forma acusada la política de la tensión contra Rusia, mantiene
alejado del debate público estas cuestiones, y los grandes medios de
comunicación de la UE han adoptado un perfil informativo bajo al respecto. Sin
embargo, ambas cuestiones a pesar de que por ahora no figuran en el centro de
las preocupaciones de la ciudadanía, pueden terminar por serlo.
El procedimiento de ratificación
al que deberá ser sometido el TTIP en cada nación de la UE, necesariamente
pondrá en el centro del debate ciudadano el mismo y, el riesgo de que la
política de la tensión de la OTAN con Rusia pueda pasar a constituirse en una de
las preocupaciones más graves de la ciudadanía de la UE solo puede depender de
un incidente fortuito provocado por la política aventurera de la OTAN (2),
aunque los dirigentes de la UE temerosos de la fuerte reacción contra la guerra
que se pudiera producir por parte de la ciudadanía de la UE, se cuidan mucho de
que eso no suceda.
La UE está, pues, no solamente
estremecida por la división de su ciudadanía entre norte y Sur debido a su
política financiera, y por la crisis de los refugiados en los países
centroeuropeos como consecuencia de la desestabilización de Siria y Libia a la
que la UE ha contribuido activamente, sino que se encuentra sobre el filo de dos
problemas, como es el TTIP y la crisis con Rusia que en caso de destaparse
ahondarían aún más su división tal vez con consecuencias irreversibles.
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NOTAS:
(1). La falta de argumentos de la OTAN para justificar la supuesta 'amenaza
rusa' le ha llevado a
responsabilizar a Rusia del incumplimiento de los acuerdos de Minsk, cuando
Rusia no es parte sino al igual que Alemania y Francia garante de los mismos, y
por lo tanto no tiene más responsabilidad que la que puedan tener Alemania y
Francia, correspondiendo al gobierno de Kiev tomar la iniciativa para la
implementación de los acuerdos de Minsk con el inicio de las negociaciones con
las repúblicas de Donetsk y Lugansk, cuestión que no lo hace. Tal tergiversación
de los acuerdos de Minsk, solo es comprensible, sobre la base de que la UE y
EEUU han decido justificar su acoso a Rusia sobre la base de una mentira. Una
estrategia ya aplicada con anterioridad por EEUU en Irak.
(2). El incidente más crítico entre fuerzas de la OTAN y Rusia se
produjo el 12/04/2016 con la aproximación de dos aviones de combate rusos Su-24
sobre el destructor estadounidense Donald Cook a 112 kilómetros de la ciudad
rusa de Kaliningrado.