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Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


01/08/2020

NOTICIA. El 30/07/2007, el Comité de Evaluación de Emergencias de la OMS, a seis meses de declarada la emergencia de salud pública internacional, se reunió para reevaluar la evolución de la pandemia de la Covid-19.

 

Incertidumbres económicas asociadas a la pandemia de la Covid-19

El 30/07/2007, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, decidió convocar el Comité de Evaluación de Emergencias de la OMS al que entregará, ante la preocupante evolución de la pandemia de Covid-19, una serie de recomendaciones para redoblar el combate a la enfermedad, que ha doblado los casos en el Mundo en las últimas seis semanas.

En declaraciones previas señalo: "Es un momento muy grave y de elevados contagios que no son frenados en lo absoluto. La vacuna está aún por llegar y los más de 650 mil fallecidos preocupan a las naciones que no ven un freno efectivo salvo el confinamiento, que destroza economías y millones de empleos".

"Con la declaración de pandemia mundial por el nuevo coronavirus SARS-Cov2, es la sexta vez que la OMS declara una emergencia sanitaria mundial en virtud del Reglamento Sanitario Internacional, pero es sin duda la más grave; rebasados los 16 millones de contagios y teniendo en cuenta que los dos países con más contagiados en el mundo (Estados Unidos y Brasil) no están haciendo los deberes, y que la India tiene serios problemas de contención, ha quedado demostrado que la alerta sanitaria declarada en marzo, no está teniendo resultados palpables que corten el contagio y ayuden a paliarla".

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De la evolución de los datos estadísticos de la Pandemia de la Covid-19, y de las pesimistas perspectivas anunciadas por el director general de la OMS, es muy probable que en los próximos meses la pandemia se agravará, con las fatales consecuencias en muertes y contagiados, y seguirá condicionando la marcha de la economía global.

El impacto económico que la pandemia ha provocado hasta ahora es notoriamente fuerte, particularmente en los países desarrollados. La pandemia está afectando en las sociedades desarrolladas a los hábitos consumistas sobre los que se fundamenta el crecimiento del PIB mundial y en consecuencia a los insumos de materias primas y productos de los países en desarrollo.

El 30/07/2020, la administración de EEUU dio a conocer los datos económicos del segundo trimestre en los que se registra un retroceso económico sin precedentes al contraerse la economía, como consecuencia de  la pandemia del coronavirus, a una vertiginosa tasa anual de 32,9% de abril a junio, producida por una fuerte contención en el gasto del consumidor, que equivale a cerca del 70%  de la actividad económica del país, que ha ocasionado el cierre de negocios y la pérdida de más de 30 millones de puestos de trabajo, alcanzando el desempleo el 14,7%. En la estimación realizada por el Departamento de Comercio el declive del segundo trimestre en el producto interno bruto (PIB), representa la peor caída trimestral registrada desde 1947, superando a la acontecida en 1958 del 10%, durante el gobierno de Eisenhower, y la del 5% del primer trimestre del presente año.

A diferencia de la crisis financiera del 2008, la actual, no es una crisis sistémica sino resultado de una catástrofe natural global y, por ello, una vez finalizada la misma, es de suponer que la recuperación económica podría ser rápida, sin embargo, por ser EEUU la principal economía mundial y a su vez la más castigada por la pandemia, si ésta se prolonga puede crear una situación que derive en la necesidad de establecer un reinicio de la arquitectura económica y financiera mundial.

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En el siglo XX se dieron tres importantes cambios en las relaciones económicas y financieras mundiales como consecuencia de tres convulsos periodos históricos.

El primero tras la crisis económica de 1929, que llevaría al abandono del patrón oro y la intervención del Estado como sujeto principal en las economías nacionales en Alemania, Italia y Japón, bajo la égida de los partidos fascistas, contrarios al nuevo orden mundial establecido tras la Primera Guerra Mundial en el Tratado de Versalles (1919), que otorgaba la rectoría mundial a Gran Bretaña, Francia y EEUU, quienes abandonarían el patrón oro entre 1931 y 1936 (Gran Bretaña: 1931; Estados Unidos: 1933; Francia: 1936).

El segundo cambio se produce al término de la Segunda Guerra Mundial. Las naciones en las que en sus territorios se ha librado la guerra se encuentran desvastadas, principalmente Alemania, la URSS, Francia Italia y Japón. EEUU, a pesar de ser una nación decisiva en el desenlace de la guerra, permaneció alejada del campo de batalla y no sufrió daños en sus infraestructuras y fábricas por lo que contaba con los medios necesarios para la restauración económica, lo que le otorga un papel predominante en la definición del nuevo orden económico mundial, que se fundamentará en los Acuerdos de Bretton Woods en julio de 1944. En esas condiciones se define el uso del dólar como moneda de referencia a nivel global, siempre que su valor estuviese respaldado en oro.

Durante los Acuerdos de Bretton Woods, el economista John Maynard Keynes propone instaurar una divisa internacional, el Bancor. Inicialmente el valor de esta nueva unidad monetaria sería establecido en relación a 30 mercancías básicas o commodities. La iniciativa de Keynes será finalmente desechada en favor de la propuesta norteamericana para el dólar, a cambio de que la Reserva Federal de EEUU sostenga su valor en oro. La moneda estadounidense sería adoptada entonces como moneda general de intercambio y ahorro a nivel mundial, y su valor se fijaría permanentemente a una tasa de 35 dólares por onza de oro.

La URSS, la otra potencia conjuntamente con EEUU vencedora en la guerra contra el fascismo, se situaría al margen de estos acuerdos, y optaría por la desconexión del sistema económico mundial, que perduraría durante toda la Guerra Fría hasta 1989. Al finalizar la misma, tras la disolución de la URSS, Rusia, como país más importante y heredera histórica legal de la extinta URSS, en los años noventa en medio de una fuerte crisis económica e institucional se integraría en el sistema económico mundial, pero su peso en el mismo sería menor frente a la hegemonía económica global occidental.

El tercer cambio se produce en 1971, durante la presidencia de Richard Nixon. El estancamiento de EEUU en la guerra de Vietnam le obligará a un creciente endeudamiento que no puede ser respaldado en su valor en Oro, tal y como estaba establecido en los acuerdos de Bretton Woods, en esa situación EEUU decide abandonar el respaldo internacional del dólar en oro, pasando a hacerlo exclusivamente en la fortaleza de su economía, en el soporte que le otorga la Reserva Federal de EEUU y en la confianza del resto de naciones, lo cual reforzará su hegemonía en las finanzas globales.

En el año 1969, el Fondo Monetario Internacional crea los Derechos Especiales de Giro (DEG), que representan una moneda global respaldada inicialmente por cinco divisas nacionales: el dólar estadounidense, la libra esterlina, el yen japonés, el marco alemán y el franco francés. Estas dos últimas serían reemplazadas por el euro a partir de 1999. En octubre de 2016, se incorporará el yuan chino, quedando los DEG constituidos por una canasta de estas cinco monedas, pensada para utilizarse como unidad de cuenta y no en transacciones internacionales.

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Todos los cambios en la arquitectura financiera internacional se han producido por el concurso de varios factores entre los que han destacado, la emergencia económica de una potencia mundial y la sucesión de catástrofes globales. En la primera mitad del siglo XX, EEUU reemplazaría económicamente a Gran Bretaña, quedando la libra esterlina relegada por el dólar. Después de la Primera Guerra Mundial se restablecería el patrón oro y tras la crisis económica de 1929 se abandonaría el mismo. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la devastación producida por la misma y la fortaleza económica de EEUU le permitiría convertirse en el principal actor financiero internacional, y su endeudamiento por la guerra de Vietnam crearía las condiciones para poner fin a su dependencia del oro.

En la actualidad, China se ha convertido en la potencia económica emergente, y ha sido capaz de controlar la pandemia de la Covid-19, por el contrario EEUU está siendo relegado por China en el volumen del comercio mundial y es la nación más azotada por la pandemia y sin visos de una pronta recuperación. Sin embargo, todavía se desconoce el impacto que la pandemia pueda tener en el comercio global del que se deriva la confianza en la moneda de una nación.

El oro, a pesar de su revalorización como valor refugio por la incertidumbre creada por la pandemia, ha dejado de ser históricamente una alternativa como patrón de respaldo del comercio internacional, no solo porque no tiene posibilidades de alcanzar el consenso necesario de las naciones con mayor volumen de comercio internacional, sino porque el valor total de las reservas de oro de los bancos centrales solamente representaba el 7,9% del valor del comercio global en el año 2018, por lo que el oro queda descartado como patrón de respaldo de las transacciones internacionales.

Cuadro 1

Fuente: Wikipedia y OMC. Elaboración propia.

En la actualidad, no existe ninguna alternativa ni perspectiva que indique que el dólar pueda ser reemplazado como moneda de respaldo internacional pues en el conjunto del comercio mundial el dólar estadounidense representa el 88,3% de las transacciones comerciales internacionales y el 44,2% del valor total de las mismas. Le sigue el Euro y el Yen japonés y la libra esterlina con el 16,2%; 8,4% y 6,4% respectivamente, por debajo se sitúan el resto de monedas que en su conjunto no alcanzan el 25% del valor del comercio internacional. El detalle de la incidencia del conjunto de monedas en el mercado internacional se puede ver en el Cuadro 2.

No obstante, cualquier alternativa a la hegemonía del dólar tendrá que venir de una nueva reformulación de la arquitectura monetaria y financiera internacional que no esté sustentada en la hegemonía de una sola moneda sino en la representación ponderada de todas que conforman el comercio internacional.

En ese sentido, la propuesta formulada por John Maynard Keynes en los Acuerdos de Bretton Woods de instaurar una divisa internacional, el Bancor. cuyo valor sea establecido en relación a un numero de mercancías básicas, podría ser una alternativa, pero tal cuestión solamente sería posible sobre la base de un consenso internacional derivado del empuje comercial de nuevas potencias económicas que puedan dar una estabilidad a la economía mundial ante una situación de fuerte paralización económica global, como podría suceder sino se ataja en el presente año la pandemia de la Covid-19.

Cuadro 2

Fuente: Wikipedia y OMC. Elaboración propia.

 

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