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Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

Artículos


17/07/2022

NOTICIA.

El 16/07/2022, en una conferencia de la Fundación Ditchley, el ex primer ministro británico Tony Blair afirmó que la crisis ucraniana ha causado cambios mundiales. "La era del dominio político y económico de Occidente puede estar llegando a su fin debido al ataque de Rusia a Ucrania y al ascenso de China como la "segunda superpotencia" del mundo. Los países occidentales deberían aumentar los presupuestos militares, así como establecer relaciones con los países en desarrollo.

 

Nada es para siempre

Tony Blair afirma como una prioridad de Occidente que debe establecer relaciones con los países en desarrollo, sin embargo, cuando se refiere a China lo contempla como una amenaza, siendo China un país en desarrollo con 10.500$ de renta per capita y una población de 1.450 millones de habitantes. El resto de países en desarrollo concentran una población de más de 5.000 millones de habitantes, en el caso de que tuvieran un avance económico soberano, qué opinión le podría merecer a Tony Blair. Tal vez, Tony Blair lo que propone para Occidente son unas relaciones con los países en desarrollo pero siempre y cuando estén subordinados a la tutela de Occidente, cuestión que China y otros países como Irán o Venezuela,  países también en desarrollo, no están dispuestos a aceptar.

Tony Blair también advierte "Los países occidentales deberían aumentar los presupuestos militares"; la pregunta es ¿para qué?, ¿para establecer las relaciones con los países en desarrollo mediante el garrote militar? ¿acaso no es suficiente el gasto militar de la OTAN, con un presupuesto militar equivalente al 50% del total del gasto militar mundial?. ¿O en el caso de EEUU, que tiene el 4,3% población mundial y el 37,9% del presupuesto militar mundial?.

Fuente: Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo. Elaboración propia.

Cuando, por parte de los intelectuales del establiments occidental, como es el caso de Tony Blair, partidarios de la ideología de la dominación global neocolonial, heredera histórica de la secular ideología colonial occidental, se pierde la capacidad de análisis de los cambios globales, se corre el riesgo de que las élites dirigentes occidentales se enroquen en un camino de decisiones irresponsables  fruto de su nerviosismo, que solo pueden traer sufrimiento a la humanidad en la prolongación de la agonía de su declive.

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El auge de los BRICS y la disminución relativa del peso del G7 en la economía mundial, no sólo es un cambio económico sino que implica un cambio en las relaciones económicas internacionales, particularmente entre las naciones en desarrollo y las naciones desarrolladas.

Evolución del PIB -PPA y Población Mundial; BRICS y G7

 

En el modelo neoliberal (1973-2008), el 12% de la población mundial de las sociedades desarrolladas del G7 acaparaba la mayor parte de la demanda efectiva mundial, y concentraba el 46% de PIB mundial que le daba el control de la economía mundial.

En el comercio internacional, las élites de los países en desarrollo solamente tenían su fuente de ingresos económicos como suministradores de materias primas para atendender la demanda efectiva final de los desarrollados. Estas élites oligárquicas estaban unidas y uncidas a las oligarquías financieras occidentales, ello conformaba la estructura económica neoliberal y neocolonial. Cuando en las naciones en desarrollo accedían al gobierno partidos que representaban a las clases populares, las oligarquías dirigidas por EEUU recurrían al golpe de Estado.

Pero desde la crisis del 2008, las relaciones económicas internacionales están cambiando. El modelo económico neoliberal se ha estancado, el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales se está produciendo con la emergencia de nuevos centros económicos particularmente en Asia con China como la potencia más pujante. En esta nueva realidad, ya no son solo los gobiernos populares de los países en desarrollo, denostados por el G7, los que se inclinan ha establecer relaciones económicas con estos nuevos centros económicos, sino incluso gobiernos que responden a intereses oligárquicos también están estrechando sus relaciones con los mismos, tal es el caso del gobierno derechista de Bolsonaro en Brasil, donde los grandes terratenientes no pueden prescindir de los fosfatos rusos para el abono de sus tierras y ambas naciones en contra de la opinión de la clase financiera occidental, estrechan sus relaciones.

El G7, está siendo relegado por el auge de los países emergentes, de tal manera que, el desarrollo de los países en desarrollo, significa el declive económico de Occidente que, por otra parte, ya no tiene capacidad para iniciar una nueva fase de acumulación de capital basado en un incremento de la demanda efectiva por elevación del consumo de ese 12% de la población mundial, cuestión que se intentó y fracasó en la crisis inmobiliaria y financiera del 2008.

En el futuro, las sociedades desarrolladas seguirán concentrando una parte importante del PIB mundial pero su crecimiento, ante la imposibilidad de reiniciar un nuevo ciclo de consumo, será casi plano, y su peso relativo en el conjunto mundial ira decreciendo. Serán las naciones emergentes que lideran el crecimiento global quienes determinen la marcha de la economía mundial.

Sin embargo, el G7 no está dispuesto a aceptar los cambios geoeconómicos globales. Hasta ahora, cualquier intento de cuestionar su preponderancia económica, política y militar global por naciones rebeldes a sus dictados han sido castigadas por medios económicos y militares.

En el plano económico mediante sanciones consistentes en el bloqueó de la venta de sus recursos en los mercados del G7 (hasta ahora, los principales demandantes mundiales de materias primas), y en el plano militar a las naciones que consideraban a priori de fácil victoria militar, arruinándolas económicamente por medio de la guerra, como han sido los casos de Afganistán, Libia y Siria

Sin embargo, en la segunda década del presente siglo el G7 no ha podido evitar su declive económico y a su vez tampoco ha podido impedir el auge de los países emergentes particularmente de Rusia y China.

China y Rusia constituyen dos potencias soberanas partidarias de un modelo de desarrollo global compartido entre todas las naciones del mundo y, por ello, opuestas al modelo neocolonial de prevalencia del poder omnímodo de unas pocas naciones (G7).

La política de contención del G7 sobre Rusia y China se ha acentuado en los últimos años.

La anterior administración estadounidense con Donald Trump como presidente, puso su centro en China, mediante la imposición de aranceles a gran parte de sus productos de exportación a EEUU, y restricciones para la adquisición de componentes tecnológicos importantes para la economía china.

Las mismas no han tenido el efecto deseado de doblegar a China, pero han servido a China para comprobar que su talón de Aquiles es su excesiva dependencia de los mercados del G7, y por ello lentamente ha ido girando su economía a un incremento del consumo interno y la proyección hacia el desarrollo de las naciones en desarrollo, mediante iniciativas de colaboración con organizaciones de estos países como: China-CELAC; China-África, y la promoción de la interconectividad de las naciones asiáticas en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda.

Con la llegada de la administración demócrata en EEUU con Joe Biden como presidente, la política destructiva dirigida contra China y Rusia ha pasado a centrarse en Rusia. La OTAN tras veinte años de ocupación de Afganistán abandonó ese país abruptamente en Agosto del 2021, para concentrarse en el frente contra Rusia, al contar en ese enfrentamiento con la colaboración de los gobernantes filonazis de Kiev.

El G7 en sus planes ilusorios soñaba que la derrota en el plano militar y económico de Rusia acabaría con uno de los principales opositores a su proyecto de seguir subyugando a las naciones del mundo, y que su victoria supondría el fin de la alianza de China con Rusia, y en esa nueva realidad China sería presa más fácil de someter.

Todo estaba preparado para que Kiev entrase en Guerra en marzo del 2022, continuando la guerra iniciada en el año 2014 contra las repúblicas de Donbass tras el golpe de Estado del 24/02/2014 en Kiev por los sectores derechistas de tradición filo-nazi, que derivó en Ucrania en una Guerra Civil de Secesión, al negarse las regiones de Donbass, y Crimea, a reconocer al gobierno ilegal de los golpistas.

Pero Rusia se adelantó, y a diferencia del año 2014 que promovió los acuerdos de Minks para poner fin a la guerra de Donbass, ante su incumplimiento ha cambiado sus objetivos y, el 24/02/2022 inició una operación militar especial para liberar las repúblicas de Donbass y poner fin en Ucrania al poder de los sectores ucranianos nazis apoyados por la OTAN. La OTAN que en el año 2014 apoyó el golpe de Estado en Kiev, ahora ha embarcado a las autoridades de Kiev en una guerra subsidiaria contra Rusia.

En la visión de los dirigentes chinos de los cambios históricos, la resistencia a los mismos por parte del G7, es un proceso que irá disminuyendo en la medida que los países emergentes y en desarrollo, particularmente China, vayan adquiriendo importancia económica mundial. Los propios dirigentes Chinos se refieren a este proceso citando a Tucídedes historiador de las guerras del Peleponeso entre Esparta y Atenas, que comenzaron por el temor de Esparta ante el auge de Atenas; instando a EEUU a no caer en la denominada como "La trampa de Tucídedes", evitando una confrontación entre China y EEUU, que solo contribuirá a pérdidas en las dos naciones.

Sin embargo, los hechos históricos donde se han fraguado los grandes cambios de la Humanidad, demuestran que las contradicciones entre las clases sociales y las naciones se gestan en un proceso continuado hasta que surge un momento de ruptura que en general es violento, produciéndose un antes y un después en la historia de la humanidad.

Tal fue el caso del enfrentamiento en Europa desde el siglo XVI hasta el XIX, entre las clases burguesas y la nobleza. La Revolución Francesa fue el momento de la ruptura, y la que creo un antes y un después histórico. En la visión de la época, las élites gobernantes en los Reinos europeos no dieron mucho crédito a sus perspectivas históricas, incluso la Santa Alianza cuando consiguió en 1815 derrotar definitivamente a Napoleón, creyó que la restauración del Antiguo Régimen duraría otra vez siglos, pero la explosión de las revoluciones liberales en la década de 1830, fue la confirmación de que el después de la revolución francesa seguía presente.

La guerra entre Occidente y Rusia, en forma de sanciones económicas y militarmente dentro de Ucrania, es el inicio del proceso de ruptura entre el mundo decadente del neocolonialismo del G7 basado en la cultura de la dominación global y dirigido por EEUU, y el nuevo mundo de: la multipolaridad, el respeto entre naciones y las relaciones económicas entre naciones mutuamente beneficiosas.

Tal vez, los dirigentes chinos todavía no se han dado cuenta de la trascendencia histórica que ha supuesto la ruptura entre Occidente y Rusia, y por ello, aun siguen considerando este conflicto como un asunto regional que no encaja en su visión gradual de los cambios históricos, pero la encrucijada histórica está abierta. Su progreso será lento pero no hay vuelta atrás.

Para los dirigentes chinos los verdaderos amigos se ven no solamente en el éxito compartido sino también en las tribulaciones, y no debieran olvidar que Rusia, su aliado más fuerte, está pasando por uno de esos momentos.

Todos los actores mundiales tienen que tomar partido y los lineamientos con las diferentes partes en conflicto amplían la brecha abierta, cuestión que ya se vio en la cumbre de ministros de exteriores de las naciones del G20 en Bali (Indonesia) el 08/07/2022, y el 16/07/2022 en la de ministros de finanzas, en las que no se alcanzó un consenso para emitir un comunicado conjunto final debido a las diferencias entre Rusia y Estados Unidos por la guerra de Ucrania.

Las diferencias entre Rusia y Estados Unidos en las reuniones de ministros de exteriores y de finanzas de las naciones del G20 ha obligado al resto de naciones a un posicionamiento más estricto con cada una de ellas.

Este lineamiento activo internacional se puede clasificar en dos grupos:

1. Las naciones satélites de Estados Unidos, que son las pertenecientes a la OTAN y Japón, que están apoyando incondicionalmente las sanciones propuestas por Estados Unidos dando por válida la narrativa de la OTAN de considerar a Rusia un País invasor y su apoyo con armamento al ejército ucraniano

2. Las naciones que se han negado a participar en las sanciones contra Rusia, porque entienden que las razones de Rusia para su intervención en Ucrania son producto de un acto defensivo ante el acoso de la OTAN, y están en contra de suministrar armas a Kiev, entre las que destacan las del grupo BRICS.

TENDENCIA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Antes del 24/02/2022 y después

Elaboración propia.

La fisura abierta en el seno del G20 entre los países de la OTAN y Rusia ha dejado al G20 muy debilitado debido a la imposibilidad de llegar a consensos en temas importantes que afectan a la gobernabilidad global como las políticas en el Orden financiero, energía, sector alimentario etc.

Esta ruptura se produce en un momento de encrucijada en el cambio que se viene configurando en la estructura de la economía mundo desde la crisis financiera global del 2008 que extinguió el modelo neoliberal, iniciado en Occidente tras la crisis financiera y energética de 1973; que a su vez, puso fin al modelo económico Keynesiano de posguerra que surgió, después del paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, de los acuerdos de Bretton Woods en 1944 como un nuevo paradigma económico basado en el patrón oro y la propiedad del Estado de los sectores claves de la economía, en respuesta al fracaso del modelo liberal en la crisis de 1929 y que conllevaría al auge del fascismo derrotado en 1945.

Eppur si muove (y sin embargo, se mueve). Nada es para siempre.

Las palabras del presidente de Rusia Vladímir Putin el 17/06/2022, durante la sesión plenaria del 25º Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF), son elocuentes.

Las élites gobernantes de Occidente "viven en un mundo ilusorio" y se niegan a ver los cambios globales.

Los cambios actuales en la economía y la política internacional son "fundamentales" y tienen un carácter implacable.

El error principal de esas élites consiste en creer que "el dominio de Occidente en la política y la economía global" resultará eterno. "No hay nada eterno. Además, no solo niegan la realidad, sino intentan ignorar el curso de la historia, piensan en categorías del siglo pasado, están cautivos de sus propios conceptos erróneos"

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Estas palabras no son fruto de un momento, sino que están avaladas por los fríos datos del cambio estructural de la economía mundial en la última década que se proyectan hacia el futuro de manera inexorable.

CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA ECONÓMICA MUNDIAL

(1992-2020)

(1º - 2º - 3º)

Evolución del PIB -PPA, Población y consumo de energía (BTU) Mundial; BRICS y G7

(4º - 5º - 6º)

Evolución del PIB -PPA, Población y consumo de energía (BTU) Mundial; EEUU, China y Rusia

Fuente datos: U.S. Energy Information Administration (EIA) 2021. Elaboración propia


Reservas y producción mundiales de Petróleo y Gas Natural (año 2020)

Fuente BP 2021

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