JC.com

Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


29/11/2015

NOTICIA. Tras el derribo el 24/11/2015, por parte de Turquía del bombardero ruso Su-24, las relaciones entre Rusia y Turquía han entrado en un punto de no retorno

 

La lucha contra el Estado Islámico (EI) y el desafío de la prevalencia del derecho internacional en el Próximo y Medio Oriente

El 28/11/2015, el presidente ruso Vladímir Putin firmó un decreto sobre medidas económicas especiales contra Turquía, que en palabras de la jefa del Comité de Seguridad y Lucha Anticorrupción de la Duma rusa, Irina Yarovaya, tienen entre sus objetivos frenar la financiación del terrorismo. Por su parte, el primer vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Frants Klintsévich, manifestó que  las relaciones entre Rusia y Turquía han entrado en un punto de no retorno.

 

Las diferencias entre Turquía y Rusia han puesto a su vez de manifiesto, las enormes diferencias existentes en materia de interpretación del derecho internacional entre las potencias que justifican sus intromisiones en Siria contra el gobierno sirio de Al Asad, y quienes defienden el derecho a la autodeterminación del pueblo Sirio sin injerencias foráneas.

----------------

La legalidad internacional y el Orden Mundial

 

Todo esta escrito de cómo deben ser las relaciones entre las naciones y el derecho a la libre determinación de los pueblos en la Carta de las Naciones Unidas. Su texto está redactado y se fundamenta sobre la tragedia de dos cruentas guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX, producto de las ambiciones imperiales de las grandes potencias del momento, principalmente Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón. Fue un momento histórico, en el que la barbarie a la que habían conducido las ambiciones de dominación de unas pocas naciones sobre otras, había marcado a sangre y fuego las conciencias de la generación que padeció principalmente la Segunda Guerra Mundial. El texto de la Carta de las Naciones Unidas es el patrimonio más valioso de la historia de la humanidad en las relaciones internacionales por ser el consenso entre naciones más alto jamás alcanzado, se erige por encima de ideologías y creencias, y constituye el manifiesto sobre el que la humanidad puede albergar la esperanza de alcanzar algún día la fraternidad plena entre naciones.

Aunque, si bien, la Carta de las Naciones Unidas, sigue siendo la base sobre la que se asientan las relaciones internacionales y sobre la que se ha ido construyendo el derecho internacional, las generaciones posteriores que no vivieron de primera mano las amargas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, ya no perciben el sufrimiento humano que subyace bajo sus enunciados, y esa insensibilidad posibilita que las ambiciones de dominación se superpongan en muchos casos a los fundamentos constitucionales de la ONU.

China y Rusia, por ser las dos naciones que más sufrieron las consecuencias de la agresión en la Segunda Guerra Mundial son las que mantienen el recuerdo más vivo de aquella tragedia, y educan a sus generaciones en la Paz y en los principios y fundamentos que dieron origen a la ONU. Otras naciones, han obviado en la educación generacional, el valor de los fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas y han ido conformando en sus sociedades la conciencia de la excepcionalidad como naciones por encima de los principios de la ONU, en base a una supuesta supremacía moral civilizatoria, para injerir, intervenir militarmente y dominar a otras naciones, siendo EEUU quien ha liderado en su sociedad esa educación, aunque también en esa misma línea se sitúan las naciones que constituyeron los antiguos imperios coloniales europeos. Con ese bagaje, la mayoría de la ciudadanía de esas naciones entiende las guerras de agresión emprendidas por sus representantes políticos como guerras justas, aunque las mismas no se atengan a la carta de la ONU y el derecho internacional.

Tras el desplome de la Antigua URSS y la instauración de un mundo regido por una sola superpotencia: EEUU, la ONU ha ido progresivamente quedando relegada a un papel testimonial. Quienes reivindican una reforma de la ONU para que ésta sea más representativa, debieran darse cuenta que, aunque así fuera, de poco serviría mientras no se avance en la construcción de un mundo multipolar que impida que algunas naciones puedan actuar impunemente al margen del derecho internacional.

A la formación de ese mundo multipolar contribuyen progresivamente la emergencia de las naciones que hacen de su soberanía su principal razón de ser, principalmente las BRICS y, de ellas, las dos potencias más comprometidas con preservar el Orden de Posguerra y los fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas: China y Rusia.

 

La legalidad internacional y el Orden Mundial en la región de Próximo y Medio Oriente

 

En la actualidad, en ausencia de un mundo multipolar, la parte del mundo donde más profunda y sistemáticamente se vulnera el derecho internacional es en la región del Próximo y Medio Oriente. EEUU lleva quince años de guerras en esa región vulnerando el derecho internacional, sobre la base de la existencia de facto de un nuevo Orden Internacional regido por EEUU y las potencias europeas de la OTAN, que ha relegado el Orden Internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, 

Las potencias del Próximo y Medio Oriente que desconocen y vulneran más flagrantemente el derecho internacional en esa región del mundo son, además de Israel que pisotea el derecho de autodeterminación del pueblo palestino, Turquía y Arabia Saudita. Dos naciones estas últimas, que en todas las reuniones habidas sobre el conflicto sirio no tienen reparos en negar al pueblo sirio su derecho a la autodeterminación y arrogarse el derecho a dictar cual debe ser el destino de esa nación y de su presidente; en el caso de Arabia Saudita se arroga el derecho a invadir otros países como lo hace en Bahrein y Yemen, y en el caso de Turquía a expoliar y contrabandear el petróleo robado en Siria por el Estado Islámico. Y, todo ello, con la colaboración de los países de la OTAN, quienes justifican sus injerencias y la ilegal coalición internacional liderada por EEUU para bombardear en Siria, basado en el poder que les otorga el Nuevo Orden Mundial para imponer sus políticas, al margen de la ONU.

Los Atentados de París por el (EI) que ocasionaron cientos de víctimas, llevaría a Francia a proponer al CSNU la Resolución 2249 (2015) que tuvo su aprobación por unanimidad de este organismo el 20/11/2015, pero la Resolución 2249 (2015) en ningún caso legitima a la coalición liderada por EEUU a la intervención militar en Siria, sino que insta a la coordinación de las naciones en su lucha contra los grupos terroristas que operan en Siria tal y como ya lo vienen haciendo en materia de inteligencia, Siria, Rusia; Irak, e Irán, y Francia y Rusia; colaboración a la que siguen oponiéndose EEUU y la potencias regionales partidarias de derrocar al gobierno sirio: Turquía, Qatar, Arabia Saudita e Israel.

Según el derecho internacional, mientras el CSNU no acuerde expresamente una intervención militar en Siria, sigue siendo potestad exclusiva del legítimo gobierno de Siria decidir quien está autorizado a operar militarmente en su territorio, y hasta ahora solamente Rusia ha sido autorizada por el gobierno sirio, y los resultados efectivos de está intervención en colaboración con el Ejército Árabe Sirio están poniendo en cuestión las políticas injerencistas.

Los intentos de crear otras fuerzas armadas sobre el terreno por las potencias intervencionistas en Siria han resultado fallidos, pues la experiencia de los últimos años es que la mayoría de las fuerzas mercenarias entrenadas por EEUU y Turquía han pasado a engrosar con sus armas las filas de las organizaciones terroristas. La demanda de Rusia a EEUU para que le proporcione información sobre quienes son los grupos que componen la supuesta oposición moderada armada, ha sido infructuosa, hasta ahora no se conoce el nombre concreto de tales organizaciones, con toda probabilidad porque no existen o son residuales como el Ejército Libre Sirio.

 

El papel de Francia tras los atentados de Paris y de Rusia tras el derribo por Turquía del bombardero Ruso Su-24, en la región del Próximo y Medio Oriente

 

Con anterioridad a los atentados de París, Francia ya había visto menguado su papel intervencionista en el conflicto sirio por la mayor ascendencia de Turquía y Arabia Saudita sobre las bandas armadas que operan en Siria; Turquía para controlar las regiones ricas en recursos petroleros en Siria que, como ya se ha demostrado, lo viene haciendo a través del apoyo al Estado Islámico que contrabandea el petróleo saqueado en Siria a través de Turquía, y en el caso de Arabia Saudita por su política de extender el wahabismo en la región.

Francia, ante la pérdida de influencia en el conflicto sirio, había comenzado a cambiar sus prioridades en es ese país y pasó a tomar un papel más activo en los bombardeos dentro de la coalición internacional contra el (EI), pues con el desgaste al EI disminuía la influencia de sus dos principales patrocinadores: Turquía y Arabia Saudita. Los atentados de París, bien podrían haber sido una respuesta del EI a la mayor implicación de Francia en su contra, y representarían una advertencia a Francia para que no se saliera del guión de la lucha contra Al Asad.

En esa misma dirección habría que interpretar el derribo por parte de Turquía del bombardero ruso en la frontera sirio-turca. La actuación decidida de Rusia de combatir el tráfico de petróleo sirio expoliado por el Estado Islámico con destino a Turquía, bombardeando los enormes convoyes de cientos de camiones, habría llevado a Turquía a derribar el avión ruso como advertencia a Rusia de que en su lucha contra el (EI) respetase los intereses turcos en Siria.

Pero ni los atentados de París ni el derribo del bombardero ruso Su-24, han tenido el efecto esperado para los autores intelectuales de estos hechos, sino que, por el contrario, han contribuido a aumentar la determinación de Rusia y Francia de derrotar al (EI).

En el caso de Rusia la derrota del EI en Siria supondría no solamente asegurarse la continuidad de Siria como aliado en la región, sino que de manera especial le devolvería en el área internacional el papel de potencia que jugó la antigua URSS, con ello el avance hacia un mundo multipolar cobraría un gran impulso. El orden mundial basado en el excepcionalismo estadounidense sufriría un retroceso, y el orden internacional de posguerra y el respeto a la legalidad internacional por parte de las potencias de la OTAN, se restauraría en gran medida.

Para Francia, la derrota del (EI) supone no solamente reafirmar a Francia como una potencia mundial soberana sino que le permitiría relegar de la influencia en Siria a sus dos principales oponentes en la región: Turquía y Arabia Saudita. La coordinación de Francia y de Rusia en su lucha contra el (EI), tiene razones coincidentes y diferenciadas, las coincidentes son principalmente la reafirmación internacional como potencias ante las agresiones sufridas; las diferencias entre ambos serían: 1.- Rusia actúa bajo la legalidad internacional al hacerlo al amparo del gobierno sirio, mientras que Francia a pesar del derecho a la autodefensa recogido en la carta de la ONU (artículo 51), mientras no haya un acuerdo con el gobierno sirio es dudosa, pues la agresión ha sido realizada por el (EI) un seudo Estado no reconocido legalmente. 2.- mientras que Rusia persigue objetivos políticos de acabar con un enemigo estratégico como es el (EI), el interés de Francia está no solamente en vencer al (EI) sino que busca en un escenario posconflicto tener la suficiente fuerza para influir en el proceso de transición en Siria para que exista un gobierno en Damasco proclive a sus intereses.

Sin embargo, el escenario que se pudiera derivar de la expulsión de Siria del (EI) vendría determinado principalmente por la presencia de la fuerzas militares terrestres y actualmente el Ejército Árabe Sirio es quien puede jugar el papel más importante, pues, con la expulsión del (EI) y del Frente Al-Nusra de Siria, las únicas fuerzas con capacidad para ocupar los territorios actualmente bajo dominio de las organizaciones terroristas, son el Ejército Árabe Sirio y los Kurdos en el norte de Siria.

Tal vez, si Francia consigue que los pequeños grupos armados denominados moderados alcanzaran una alianza con el Ejército Árabe Sirio en su combate contra el (EI), para coordinar, como lo hace Rusia, sus incursiones aéreas con las fuerzas terrestres, en el escenario posconflicto podría influir en la transición política en Siria. De cualquier manera, Francia y Rusia en la actual fase de la guerra están abocadas a entenderse, no así con EEUU quien, con toda probabilidad, seguirá defendiendo a sus principales aliados en el conflicto Sirio: Turquía y Arabia Saudita, lo que supone continuar con una política de prolongación del conflicto sirio y, con ello, intentar desgastar al gobierno sirio y a Rusia. Por el contrario, una victoria de Francia y Rusia sobre el (EI) en territorio sirio supone para Turquía y Arabia Saudita la derrota de sus políticas injerencistas lo que relegaría a EEUU a un papel secundario en la región.

 

Las posibles consecuencias políticas de una derrota del Estado Islámico en Siria

 

Se puede considerar pues, que la derrota del Estado Islámico en Siria tendría unas consecuencias geopolíticas transcendentales en la conformación del Orden Mundial que se puede resumir en los siguientes puntos:

- Se pondría al Estado Islámico a la defensiva lo que permitiría combatirlo con mayor eficacia en otras naciones.

- Turquía y Arabia Saudita perderían su papel injerencista en la región, al no contar con la fuerza del (EI) para desestabilizar Siria e Irak.

- Estados Unidos vería limitado su margen de acción al debilitarse la influencia de Arabia Saudita y Turquía como agentes desestabilizadores.

- La transición política en Siria sería el resultado de la correlación de fuerzas alcanzada por las fuerzas vencedoras sobre el (EI), el Ejército Árabe Sirio, tal vez otras fuerzas sirias patrióticas, Rusia y Francia.

- Se produciría un nuevo equilibrio de fuerzas en la región del Oriente Medio que posibilitaría un escenario de Paz, el respeto a las fronteras de las naciones y la autodeterminación de los pueblos que así lo demanden.

- Reafirmaría a Rusia como potencia mundial.

- Se avanzaría en la construcción del mundo multipolar.

- Contribuiría a restaurar el Orden de posguerra que dio lugar a la fundación de la ONU.

- Daría un impulso a la ONU como organismo de equilibrio entre potencias y, con ello, la legalidad internacional cobraría un mayor protagonismo.

 

Actualmente, las fuerzas de la OTAN no controlan las acciones de sus aliados y están inmersas en una gran confusión, y la misma insta a actuar con lentitud, imprecisión y a veces precipitación como ha sido el derribo del Su-24 ruso por Turquía.

La confusión es a su vez un factor paralizante, como le sucede a EEUU, que no termina de aclararse si debe combatir al EI o debe seguir siendo rehén de las políticas de Arabia Saudita y Turquía, o como le sucede a Francia que quiere derrotar al (EI) pero no acepta Al Asad, por ser el líder indiscutible del Ejército Árabe Sirio, tras dirigir cuatro años la guerra contra los grupos terroristas, siendo en la actualidad el Ejército Árabe Sirio la única fuerza combatiente sobre el terreno con capacidad para derrotar al (EI). La OTAN, conocedora de esta realidad, con esta maniobra pretende dejar sin liderazgo al Ejército Árabe Sirio, pero mientras se aferren a esa vana pretensión, la misma también tiene un efecto paralizante en la toma de decisiones efectivas contra el (EI).

En este interregno, la rapidez de movimientos para las fuerzas que efectivamente pretenden la derrota del (EI), es fundamental. Cuanto más rápidamente y coordinadamente actúen Siria, Rusia, Irán e Irak las posibilidades de éxito de derrotar al (EI) aumentarán.

 

.