Importancia y responsabilidades
globales del grupo BRICS
Los días 26 y 27 de marzo se celebró en Durban (Sudáfrica) la V
Cumbre de los países BRICS (Brasil; Rusia; India; China;
Sudáfrica)
En la cumbre de Durban, los BRICS
acordaron la creación de un fondo contingente de reservas,
mecanismo destinado a aumentar los flujos de inversión y
financiación recíproca para el desarrollo de los proyectos
internos que podrían alcanzar los 15 billones de dólares en las
dos próximas décadas. Con ello, la alianza de los BRICS espera
reducir su dependencia del vigente sistema monetario internacional
controlado por los países occidentales más desarrollados, en
el objetivo de eliminar por completo la necesidad del uso del
dólar y del euro en las transacciones internacionales.
También decidieron iniciar los pasos
para la creación del Banco de Desarrollo del BRICS con un
capital inicial equivalente a 50.000 millones de dólares. La
creación del nuevo banco serviría para cubrir la escasez de
inversión en los países en desarrollo por parte de
instituciones financieras internacionales controladas por EEUU y
la Unión Europea.
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En el modelo económico neoliberal y
neocolonial
mundial que se conformó en las últimas décadas del siglo XX, la
economía mundo estuvo dirigida por el G7 y las instituciones
monetarias internacionales bajo su control.
En los primeros años del siglo XXI estas potencias considerando
que tras la desaparición de la URSS no tenían rival mundial
pretendieron consolidar su liderazgo mundial de manera inequívoca.
-En el terreno económico a través de la conformación de un modelo
económico mundial basado en la demanda económica efectiva de los
países desarrollados, mientras que el resto del mundo debería
servirles como proveedores de materias primas y mano de obra
barata.
-En el terreno militar con el reforzamiento y ampliación de la
OTAN y la dominación militar del Oriente Medio en una reedición
del colonialismo decimonónico con presencia militar directa que se
materializó en las invasiones de Afganistán e Irak.
-En lo cultural con la exaltación de la ideología de la supremacía
de EEUU e Israel como naciones llamadas a dirigir los destinos
planetarios, a los que el resto de naciones deberían subordinarse.
No obstante, las ambiciones de estas dos naciones a las que el
resto de naciones desarrolladas se sumaron como aliados, fueron
finiquitadas sin terminar la primera década del presente siglo. La
incapacidad militar para someter a Afganistán e Irak y la quiebra
del modelo de crecimiento económico mundial neoliberal iniciado en
la crisis del 2008 ha situado a las potencias occidentales en una
situación imposible para llevar adelante su proyecto hegemónico
mundial.
Esta debilidad de los países desarrollados se ha puesto de
manifiesto en la devaluación del G7 como grupo rector económico
mundial. Tras la crisis iniciada en el 2008 rápidamente se vio que
el mundo había cambiado y, el G20 se convirtió en el grupo que
parecía llamado a coordinar el desarrollo económico mundial, pero
tras varías cumbres de este foro, el mismo también se está
devaluando ante la falta de resultados como institución para
reordenar la economía mundial.
La falta de resultados del G20 tiene que ver con los distintos
enfoques en función de intereses entre las naciones desarrolladas
y en desarrollo, éstas últimas quieren una mayor participación y
protagonismo en las instituciones económicas mundiales como el FMI
o el Banco Mundial, mientras que el G7 se resiste a introducir
cambios. Tampoco existen acuerdos en cuanto a regular la Banca en
la sombra y los paraísos fiscales, habiendo entrado el G20 en una
fase de estancamiento.
En los pocos años de recorrido de la crisis económica mundial ha
quedado evidenciado que ni el G7, ni el G20 son instituciones que
sirvan para introducir cambios efectivos que impulsen la economía
mundial.
Las transformaciones de la economía mundial para alcanzar una
nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, va a depender
de la fortaleza que vayan adquiriendo los países en desarrollo a
través de alianzas económicas regionales y, en términos globales,
principalmente por el papel y la agenda económica de los países
BRICS.
Las potencias occidentales solamente se avendrán a negociar un
cambio en la normas de funcionamiento económico mundial que
permita: 1º la transparencia financiera internacional; 2º la
implementación de una cesta de divisas para las transacciones
internacionales que acabe con la hegemonía del dólar, y 3º la
democratización de las instituciones monetarias internacionales,
cuando los países BRICS desarrollen una potente dinámica económica
mundial en la coordinación de sus economías a la vez que, como
potencias emergentes por su potencial económico, avancen en la
articulación de los espacios económicos regionales de los que
forman parte.
La recuperación económica mundial ya no puede esperar a las
potencias occidentales pues se han convertido en una rémora para
la introducción de reformas transformadoras de la economía
mundial, y siguen aferradas al estatus adquirido en dos siglos de
regencia de la economía mundo, e incapaces de admitir que el
desarrollo económico mundial ya no está en sus manos ni en el
modelo neoliberal y neocolonial de las últimas décadas.
La coyuntura económica mundial actual demanda que se den pasos
prácticos. Los países en desarrollo tendrán que dejar de mirar a
Occidente, como lo han venido haciendo hasta ahora, para avanzar
en su progreso económico, y deberán basarse principalmente en sus
propias potencialidades
No obstante, la responsabilidad de transformar la economía mundial
descansa principalmente en los países BRICS por ser la mayor
organización mundial con capacidad de implementar alternativas
globales a favor de un crecimiento económico orientado al
beneficio de los países en desarrollo donde reside la mayoría de
la humanidad.